martes, 13 de abril de 2010

Miradas.

Escuché mi nombre a mis espaldas y simplemente me di la vuelta esperando encontrar el pequeño grupo de jóvenes que me observaba intrigado, sin embargo, al mirar atrás sólo pude notar la mirada penetrante de ese único par de ojos enmarcados por las más largas pestañas. Pero yo, me limité a saludar.
Hay quienes dicen que los ojos son las ventanas del alma. Yo por mi parte pienso que son el reflejo desnudo del ser. Las esferas receptoras de toda imagen que fácilmente podrían entablar una conversación callada con una mirada lejana, haciendo que los sentimientos dormidos en los cuerpos de repente despierten y empiecen a crecer.
Entones sentí que ese día sencillamente nuestros cuerpos conversaron, pues nuestras mentes simplemente no parecían estar allí.
Y lo comprobé al notar que yo no me peguntaba por la persona que solías ser antes de mí. No importaba. Fue en esos insignificantes instantes de rápida quietud en que sentí cómo, sencillamente, tu mirada le respondía preguntas a la mía mientras yo me sentía por ti fascinada.
Hoy me preguntas qué es lo que se pasa por mis sueños, hoy me pregunto de qué color pintas las imágenes en las que aparecemos dibujados uno al lado del otro.
Y francamente, no tengo la respuesta a ninguna de esas cuestiones.
Entonces me limitaré a que, una vez más, tu mirada le responda preguntas a la mía, y yo no deje de sentir por ti esa ilógica fascinación.

Agosto, 2009

No hay comentarios: