miércoles, 17 de noviembre de 2010

22 de Agosto de 2010

Me quedé mirándola por horas...
Poco se movía...pero su imperceptible menear me cautivaba.
Viéndola, me había dejado de sentir sola…sabía que desde tu ventana…tú también la mirabas y pensabas en mí.
Hoy no está tan redonda como la prefiero…pero hoy es lo único que tengo para sentirme contigo…entonces esta noche la amo…porque la uso para amarte a ti.
Su luz es muy intensa…se escabulle por el vidrio y refleja su resplandor en esa cama de sábanas rojas sobre las que tú y yo hacemos el amor.
Cada pedazo de luz me pinta una película, me hace un recuerdo de las veces que me comes el cuerpo esparciendo tu respirar y tu albúmina por cada centímetro de mi piel.
El lugar se colma de gemidos…los tuyos y los míos.
Es cuando la luna se asusta y se esconde callada detrás de una nube cualquiera…
La vaporosa aparición termina de pasar…y ahí está nuevamente el blanco satélite…mirándome (ahora ella) con los celos más irremediables de saber que esta noche tú la miras con amor…yo la miro con amor…pero ninguna de las dos miradas es para ella.

2 comentarios:

Rodrigo E. dijo...

Pobre de nuestra lunita. Menos mal que siguen existiendo los lunáticos que la aman por estar arriba brillando, por ser ella, menos mal que esta allá arriba para sentirnos unidos a pesar de la distancia.

Gracias por tus palabras.

Mariacamila Galindo dijo...

Gracias a ti por las tuyas!
No sabes lo que me place que me leas!