sábado, 5 de junio de 2010

Allá.

“Próxima parada” Dice una voz proveniente de no sé dónde.
Se escucha clara, pero yo parezco no encontrarme ahí.
Alguien duerme a mi lado. Siento su peso en mi hombro, pero está muy oscuro para ver y yo, muy distante para sentir.
Su respirar calmado me agita pues me desconcentra, me hace creer que estoy en el tren más que Allá.
Allá, le dicen.
- Abre los ojos y regresa de Allá.!!! –.
Pero no puedo. Ese lugar al que me escapo a diario, está muy dentro de mí como para salir de él.
Es cuando abro los ojos y pinto en mis pupilas un mirada fija, Adquiero, entonces, una apariencia de concentración.
Pero es sólo eso. Una apariencia, un disfraz, un engaño. Todo, menos lo que soy.
Allí afuera la gente suele verme caminar, se quedan viendo, les parezco demasiado interesante; pero no logran comprender por qué. No lo alcanzan a ver.
Y es que no es una respuesta que se encuentra en la perfección que irradio…porque sencillamente no está ahí afuera donde todos miran intentando descifrarme con curiosidad. Es algo ajeno a lo tangible, se sale del tiempo, se escapa de la realidad.
Percibo a mi compañero despertarse sobresaltado por el movimiento brusco del vehículo al llegar a su estación.
Luego se mueve. Ya no está.
Siento haberme quedado sola. En realidad, en ningún momento dejé de estarlo.
Me he quedado todo el tiempo allá.
Aquí.
Hablando conmigo.
Hablando contigo.

“Próxima parada” se escucha…
Aquí te bajas.
Abre los ojos, mueve los pies.
La gente te mira…pero tú: hace tiempo de fuiste de ahí.


Veintitrés de Abril, 2010.

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